por un aplauso implosivo
Todos los días en el Reino desde que comenzó la cuarentena, sale la gente a las 20 h a su balcón, a mostrar empatía por el personal sanitario con un gran aplauso. La primera vez que escuché el aplauso me lancé al balcón y me enteré del por qué del aplauso gracias a las vecinas de en frente, que explicaban a una familia migrante en mi edificio las causas del aplauso. Igual que mis vecinas migrantes me sentí como de otro mundo, me fui al WhatsApp y encontré la invitación en un grupo. La segunda vez que salí a aplaudir fue porque me llegó una invitación para aplaudir por las trabajadoras del hogar y los cuidados, aproveché para gritar que agradecía sus aplausos a las trabajadoras migrantes, que tantos años han cuidado de las mayores en este Reino. La tercera vez cante en el micrófono del teléfono para enviarlo a algunos amigos, dedicando el aplauso a la migración, otra vez, y sobre todo a las personas que han quedado encerradas y que necesitan seguir caminando, porque la cuarentena ir