¿Estudiar un máster de arte en Barcelona?

Imagen: La rebelión (2015) de Violeta Ospina
Si vienes a estudiar a Europa desde América Latina, tal vez te interese que en Barcelona las matrículas de los másters y las maestrías son pagadas principalmente por estudiantes suramericanos, sea con su capacidad de endeudamiento o sea por las becas concedidas por su gobierno -"en vía de desarrollo"-. Los másters en esta ciudad, sobre todo los privados, y sobre todo los de arte, cultura, cine y gestión, siguen siendo un negocio redondo para las universidades. La mayoría de los que hemos salido de estos programas, hemos comentado en el pasillo que los diferentes másters no tienen infraestructura administrativa sólida, carecen de exigencia académica, tienen pocos recursos técnicos y de espacio, no hacen seguimiento a procesos, la mayoría de las clases son teóricas cuando ofrecen práctica, pero además ¡son de los más caros de Europa!

"Sí, sí, ya lo sabía". Nos lo advirtieron en nuestras universidades, ya nos lo suponíamos antes de "cruzar el charco", pero todo sentido crítico se disipa porque ¡me aceptaron! Aceptaron que eres capaz de pagar su programa. He hablado con ex-estudiantes de varios programas, en mi caso, con el grupo del máster que cursaba, realizamos un par de cartas a la administración solicitando mejoras, que finalmente nunca fueron atendidas, pero en cambio si fueron muy estrictos a la hora de dar las notas finales. Una vez estás en el programa es muy difícil intentar pelear desde adentro, porque ya una vez aceptaste el negocio y estás completamente instaladx, entras en una condición de desigualdad legitimada por la trayectoria de la institución, la falta de organización interna y a veces, por la complicidad de tus compañerxs con el 'status quo'. Cualquier manifestación de desacuerdo se enfrenta a un gran muro de cinismo, donde las responsabilidades se las lanzan unos a otros, y al final, todo se debe a una cuestión "que sale de las manos" del coordinador. Al final, la Universidad muestra toda su maquinaria jerárquica, donde las responsabilidades se evaden y las relaciones de poder son de consumo, y estoy hablando principalmente de universidades "públicas".

Los programas de estudio en Barcelona viven como la ciudad, de la Marca Barcelona, desde 1992. Estudiar con la marca tiene sus ventajas y sus desventajas: estás en una ciudad que te sube tu estatus social (o te crea esa ilusión), pero pagas un precio muy alto que además ya vienen pagando sus residentes. Ahora, es verdad que la pequeña clase media - o medio endeudada- en Latinoamérica prefiere pagar los precios de los másters, porque la vida es menos costosa en Barcelona que en otras ciudades de Europa... ¡cuidado!, el alquiler de pisos y habitaciones sigue subiendo desproporcionadamente por la especulación de pequeños y grandes propietarios, aparecen abusos que son consecuencia de este incremento del coste de vida, como la retención de tu fianza, y además se suma el cierre de las fronteras a través unas trabas burocráticas que no permiten que los extranjeros (sobre todo procedentes de las ex-colonias) se queden en el continente sino continúan consumiendo - e indigestándose- con programas de Máster de pollo con patatas, Másters de carne sin queso, Másters de carne sin queso, sin lechuga y sin pepinillo... así, año tras año, para continuar alargando el periodo de visa. Y luego vienen más estudiantes que como carne de Burger King, dura lo que dura expuesta y que sino se consume, se tira y "eso es lo que hay".

Leonato Povis
Máster en Arte Sonoro Frívolo

P.D: A los colegas que son profesores en los másters de arte, nada personal con su trabajo, y por favor: me dirán si me equivoco.

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