Paral·lel: El muro que habla del Arnau

1 de febrero de 2016: En el 2015 una legión de amigos del Teatro Arnau, conocidos como la Plataforma Salvem L'Arnau y actualmente la Plataforma Recuperem l'Arnau, realizaron una propuesta de activación de la fachada provisional del antiguo teatro con un vistoso mural donde resaltaba, entre otros, el rostro de un payaso y la palabra 'recuperem'. La voz de recuperación permaneció legible hasta comenzado el 2016, cuando una ráfaga de spray plateado apareció sobre el mural una mañana haciendo ilegible el manifiesto...

La escritura plateada sobre el mural no parece decir nada. Es una escritura anónima, que puede desconocer el gesto de una plataforma vecinal o más bien, responder al gesto del graffiti con otro graffiti. A los amigos del Arnau y la plataforma nos desalienta no reconocer el mural. O al contrario, nos alienta a escribir (como escribo ahora). 

La suma de las dos "escrituras", de la legible y la ilegible (o solo legible para unos tantos) realza las tensiones inherentes al proyecto que se gesta desde la ciudadanía para recuperar un antiguo teatro.

Una escritura sobre otra borrada o apenas visible es un palimsesto, sobre-escritura debida a una necesidad económica: como el acceso permanente al papiro en el S. VII era insuficiente en Europa, había que reutilizarlos para nuevas escrituras. Pasando del papiro al muro en las ciudades un grafitti sobre otro comporta una especie de palimsesto donde las escrituras responden a la economía de los muros. Pensemos ahora en el Paral·lel: ¿qué otro muro en la avenida reúne dos "escrituras" como éstas (la legible y la ilegible)? Y yendo más allá: ¿qué otro lugar público en la avenida acoge voces tan distintas más que en la plaza Raquel Meyer? 

Podríamos pensar que la reunión de voces en la plaza, con el mural de telón, es una oportunidad para reescribir en la historia de este edificio como una historia en construcción y en tensión, que se hace de voces que respaldan la cultura popular, voces que respaldan la cultura de consumo y voces inaudibles o intraducibles. También podríamos pensar que el muro del Arnau, más allá de ser un telón, es un micrófono abierto a la ciudadanía y a los deseos de apropiación sobre este espacio, que así como muchos espacios vacíos en la ciudad se encuentran en tensión permanente por el desacuerdo de la ciudadanía a sus finalidades de lucro. Deseos encontrados, el palimsesto de mural que tenemos hoy funciona como micrófono abierto, como un espacio en construcción o lugar para la posibilidad. 

Vale la pena volver a reescribir sobre el muro, para que lleguen otras voces y escrituras. Sean elocuentes o balbuceantes; más o menos legibles, más o menos traducibles; en definitiva, las voces actuales del Arnau. 

El Teatro Arnau no habla pero sus muros hacen poesía...

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