La intemperie


(para Iván)
A la intemperie no la dejan entrar tan fácil a cualquier lugar. Menos cuando va de visita pues le colocan una barrera en las ventanas y en las puertas. Las señoras le temen y guardan a sus hijos debajo de las camas si la ven pasar por los pasillos o asomarse por la ventana. Si una noche, logra por fin entrar a un bar para tomar calor con un poco de alcohol, todos comparten y la animan a bailar pero nadie quiere salir con ella más allá da la puerta. Si alguien se la encuentra por la calle de día por lo general pasa desapercibida, pero pasada la noche nadie la soporta, ni en el parque, ni en las los partidos de fútbol en las canchas. Después de sentirse contrariada, la intemperie se queda en algún banco, esperando a nadie, esperando a alguien. Si tiene suerte y hace calor, puede llegar alguien y dormirse bajo su hombro. Si hace frío es más difícil encontrar compañía, y ella espera, hasta la madrugada volver a desaparecer entre camisitas y pantalones cortos.

Por Candelaria Estrada

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